De cuántos apuros nos han sacado esos pequeños trucos o consejos que hemos ido transmitiendo de padres a hijos, o hemos compartido con otros compañeros de profesión.
Algunos muy malos, como el uso de la pasta dentífrica ante las quemaduras y otros no tantos, como el impresionante poder “corticoideo” del amoniaco frente a las tan habituales picaduras de insectos.
Quién de nosotros, bien en la práctica habitual de su profesión o echando horas extras en casa de algún familiar, no se ha manchado la ropa con povidona y ha exclamado el tan socorrido “¡mierda!”, al pensar que esa mancha en la camisa de los domingos nos obligaría a deshacernos de ella. Pues para todo aquel que aún no lo sepa…., ¡existe una solución!
Basta con verter el contenido de una ampolla de Diclofenaco sobre la mancha y frotar hasta verla desaparecer… así que ya sabéis, a partir de ahora guardar estas ampollas en un lugar seguro y si veis al payaso de Micolor con cara de desesperación, haceros los tontos…