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lunes, 6 de junio de 2011

LOS CONSEJOS DE LA ABUELA (3)


Por todos es conocida la terrible fama que acompaña al enfermero en relación al uso y disfrute de la aguja, ya sea para la extracción sanguínea o la administración de fármacos entre otras. Concretamente, la inyección de muchos de estos fármacos por vía intramuscular es vivida como una experiencia traumática por muchos de nosotros, ya sea por miedo a la aguja o por las excesivas molestias que produce el “líquido” en cuestión.

Nuestra preocupación por evitar el dolor cuando atendemos a los enfermos (aplicación de anestésicos, retirada de apósitos en heridas crónicas, etc.) aún no ha sido tenida en cuenta por las grandes industrias farmacológicas. ¿Para cuándo unos fármacos que no duelan al ser inyectados? ¿Por qué cambiar el dolor de muelas por el dolor de glúteos?

La Metilprednisolona (Urbason®) ocupa uno de los primeros puestos en este ranking.

Pero la abuela, de nuevo, me enseño un truco para evitar que el dichoso Urbason® no provoque una cojera casi permanente, sin riesgos de ningún tipo ni interacciones farmacológicas.
Cuando vayáis a mezclar la solución de Metilprednisolona (la ampolla con el polvillo blanco), usa como disolvente una ampolla de Diclofenaco y ya verás el resultado… tú seguramente no notarás nada……hasta que el paciente se gire y te abrace cariñosamente.

Yo conozco ya a dos matrimonios que han surgido de la sala de curas…


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